Es curioso cuántas cosas pueden ocurrir en un día. Cuántas historias, pensamientos, ideas pasan por cada jornada. Como una pequeña biografía. Y es que, cada día, me asomo a la vida entera. Cada día es una oportunidad, como una hoja en blanco, en la que podré escribir episodios diferentes. El amanecer es la hora de las posibilidades.
Entonces es posible elegir cómo emplearé mi tiempo, qué dirección tomarán mis pasos, hacia qué personas caminaré… Tengo tantas posibilidades… Enséñame, Señor, a escoger bien y a rellenar mi día.