El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un tiempo de preparación para la gran celebración de la Pascua. Al recibir la ceniza en la frente, estamos invitados a recordar nuestra fragilidad, pero también nuestra capacidad de renacer y transformarnos con la gracia de Dios. 

Este año, queremos vivir este tiempo litúrgico bajo el lema: «Embárcate en el plan de Jesús». Esta frase nos invita a dejarnos guiar por Él, a confiar en su camino y a comprometernos con su mensaje de amor y esperanza. Como en toda travesía, la Cuaresma es un viaje interior, donde la oración, el ayuno y la caridad son nuestras herramientas para avanzar.

Embarcarnos en el plan de Jesús implica una decisión personal y comunitaria. Es un tiempo de reflexión sobre nuestras acciones y de discernimiento sobre cómo podemos ser mejores seguidores de Jesús. Nos desafía a preguntarnos: ¿En qué aspectos de mi vida necesito cambiar? ¿Cómo puedo ser más feliz y servir mejor a los demás? 

El destino de esta travesía es la Pascua, la gran fiesta de la vida y la resurrección. Después de la Cuaresma, celebramos la victoria de Jesús sobre la muerte, la renovación de nuestra esperanza y la llamada a vivir con alegría la Buena Nueva. La resurrección nos impulsa a ser testigos de su amor en nuestra familia, en la escuela y en la comunidad.

¡Que este tiempo de Cuaresma y Pascua nos ayude a redescubrir el plan de amor que Dios tiene para cada uno de nosotros!