¿Cuándo creemos en Pentecostés?
Cuando tenemos una esperanza total en la vida,
a pesar de nuestras caídas y nuestras dudas.
Cuando se siente la desesperación y, sin embargo,
se experimenta un consuelo interior que nadie nos puede quitar.
Cuando experimentamos el desgarrón de la muerte propia o ajena
y la sabemos asumir con fe y esperanza.
Cuando aceptamos libremente una responsabilidad,
aunque no tengamos claras perspectivas de éxito y de utilidad.
Cuando vivimos con serenidad y perseverancia la existencia de cada día, a veces amarga, decepcionante y aniquiladora,
y la aceptamos por una fuerza cuyo origen no podemos abarcar ni dominar.
Cuando nos entregamos sin condiciones
y cuando el caer se convierte en un verdadero estar de pie.
Cuando en el fondo de nuestras interrogantes y nuestros conocimientos nos sentimos abrazados por un misterio que nos acoge y nos salva y que experimentamos
como el fondo más profundo y auténtico de nuestro ser.
Cuando vivimos las tinieblas del aparente sin-sentido en nuestra vida, porque esperamos una promesa que no podemos entender.
Cuando vivimos las experiencias fragmentarias del amor, la belleza y la alegría, como promesa del amor, la belleza y la alegría plena que un día recibiremos junto a Dios.
Cuando somos capaces de orar en medio de las tinieblas y el silencio, sabiendo que siempre somos escuchados,
aunque no percibamos una respuesta que se pueda razonar.
Karl Rahner (1904-1984)