Sé paciente, a veces hay que pasar por lo peor para conseguir lo mejor, pero siempre confiando en DIOS.
“Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad” (Efesios 4,31)
Esta paciencia se afianza cuando reconozco que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es.