Bienvenidos a este tiempo de espera que es el adviento. Reflexionamos a partir de la siguiente frase:
“El ayer es historia,
el mañana es un misterio,
y el presente es un regalo,
por eso se le llama presente”
El presente, es el Adviento, un regalo precioso, envuelto en la promesa de la esperanza. Es un tiempo que nos invita a preparar nuestros corazones para la llegada de Jesús. Es un tiempo para despertar y velar.
Al igual que un regalo, el Adviento está lleno de sorpresas, lleno de alegría y amor. Cada semana, al encender una vela en la corona de Adviento, desempaquetamos un poco más de este regalo, acercándonos a la esperanza, la paz, la alegría y el amor. Al final, en la Nochebuena, el regalo se abre completamente con el nacimiento de Jesús, el regalo más grande para la humanidad.
En este período, valoremos el impacto que podemos tener en las vidas de nuestro alumnado, de nuestras familias y amigos, sembrando una actitud de aprender a ser más conscientes, a estar más presentes, disminuyendo nuestras críticas hacia los demás, hacia nosotros mismos y aumentando nuestro cariño e impulso.
Os dejamos, una cita del Evangelio (Lc 1, 26-31) donde la Virgen María recibe y acoge su presente, el regalo de Dios. Es un mensaje de alegría, de esperanza, de buena noticia. El ángel la invita a no tener miedo a pesar de la situación desconocida e incierta. Nosotros también nos encontramos en distintas situaciones de incertidumbre y desconcierto. En ellas escuchamos las mismas palabras: “Alégrate, no temas, has encontrado la gracia de Dios”.
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.